Cristo, nuestro abogado
2 Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado[a] tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 2 Él mismo es la propiciación[b] por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. 3 Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos. 4 El que dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él; 5 pero el que guarda su palabra, en él verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado. En esto sabemos que estamos en Él. 6 El que dice que permanece en Él, debe[c] andar como Él anduvo.